EL ATLETISMO ESPAÑOL DESPUÉS  DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 1936 - 1939

 

LA  DIFÍCIL  DÉCADA  DE  LOS AÑOS  1940

No existe duda de que la década de los años 40 fue la peor de toda la historia de nuestro deporte. Todo el esfuerzo de nuestros antepasados trabajando sin desmayo para situar a nuestro atletismo en un lugar preferente del ámbito internacional, se vino bruscamente abajo, totalmente roto, por una triste y lamentable campaña bélica que nunca hubiera tenido que suceder.

 

Fueron unos años de muchos padecimientos y de muchas penurias que, yo todavía un niño, recuerdo de forma nítida, cuando lo más preocupante era la supervivencia diaria para seguir caminando hacia delante. Hablar de deporte en aquellos años, era como predicar en el desierto, dado que la atención y la preocupación de toda la ciudadanía,  estaba orientada hacia otra dirección, muy diferente de la que deseaban los pocos aficionados que todavía tenía nuestro deporte, dado que aún quedaban muchos problemas por resolver en nuestro país.

                                                   
Se tiene que decir que no sólo desaparecieron todas las federaciones, con todas sus estructuras, sus expedientes, sus archivos, su documentación, sino también muchos de sus dirigentes. De otro lado, muchos atletas quedaron con taras físicas de por vida, otros se tuvieron que exiliar, una mayoría envejeció prematuramente, y otros perdieron la vida en plena guerra civil

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No obstante todas estas miserias, aún quedó mucha gente de nuestro deporte, sobre todo antiguos atletas, ahora reconvertidos en dirigentes y federativos que, trabajando con todo tipo de precariedades, fueron recuperando  llenos de ilusión, aquel tiempo perdido mediante pequeños festivales con el objetivo de reanudar unos Campeonatos de España, que aparcados desde 1936, siempre fueron la cita puntual de todo el entorno atlético español.

 

No tardaron demasiado tiempo, tan solo un año después de la finalización de nuestro conflicto bélico, cuando contactando con la C.N.S. precursora del “FF. de JJ”, se organizaron en el Estadio Metropolitano de Madrid, el día 18 de Julio de 1940, un festival atlético con unas aceptables marcas, que dadas las precariedades que había en aquellos momentos, consiguieron atraer a una gran cantidad de espectadores que fueron testigos, entre otras actuaciones, de la gesta de Ernesto Pons, que batió la plusmarca española en salto de altura, al franquear el listón situado a 1.86m con su peculiar estilo “lewden”, marca que causó gran sensación en todo el ámbito atlético nacional. Se tiene que decir que este logro era la primera plusmarca nacional de la post-guerra. 

 

Ernesto Pons, pasando el listón situado a la altura de 1.86m con su estilo “lewden” batiendo el record de España,  Madrid,  día 18 de julio de 1940, el primero de la post-guerra.

Ernesto Pons, pasando el listón situado a la altura de 1.86m con su estilo “lewden” batiendo el record de España,  Madrid,  día 18 de julio de 1940, el primero de la post-guerra.

La reanudación de los Campeonatos Absolutos de España, tampoco se hicieron esperar demasiado tiempo. Todo fue rápido a pesar del difícil momento que estaba atravesando nuestro país. Su marco ideal en aquel tiempo fue el Estadio de Montjuic en Barcelona, que salió bastante indemne de los bombardeos que azotaron aquella zona; los días 27 y 28 de Julio de 1940, aunque todo se tiene que decir, con unas marcas muy discretas, dado que de los antiguos atletas muchos estaban fuera de forma y otros acusaron el largo paréntesis sufrido, pero lo más importante era que estos campeonatos ya eran una realidad.

 

Los resultados en aquellos momentos quizás eran lo menos importante, aunque dentro de estas  discretas marcas se pueden mencionar los dobletes de Ernesto Pons, con 1.84m en altura y 13.43m en triple, mientras el entrañable Félix Eurasquin,  conseguía otro doble con 11.95m en peso y 40.20m en disco. Así mismo, Carlos Ceballos en los 100 metros lisos alcanzaba un crono de 11,4 y Enrique Piferrer, uno de los grandes medio-fondistas de la época, ganaba el título en 800 metros con 1,59,6. Todo lo demás, muy pobre, con marcas inferiores en la mayoría de las pruebas a las alcanzadas antes del año  1936 por otros atletas españoles. Pero el gran éxito global de estos campeonatos, fue la presencia y participación de muchos atletas venidos desde diferentes regiones de España.

 

No tardó demasiado tiempo en darse cuenta el Gobierno Español, de que el deporte podía ejercer una función muy positiva y eficaz para recuperar la atención y la ilusión de una población muy decaída por todo lo que sucedió hacía muy pocos años. Se comenzaron a proporcionar recursos económicos a mucha federaciones, las cuales poco a poco iban recuperando la ilusión perdida, con la aparición de jóvenes promociones de atletas, convencidos de que esta decisión gubernamental, podía ser la mejor terapia para olvidar hechos que nunca nadie quería volver a vivir.

 

Muy pronto también, se fundó la “Delegación Nacional de Deportes” a la vez que se nombraba un nuevo Presidente de la Federación Española en la persona del Teniente Coronel del Ejército de InfanteríaJoaquin Agulla y, como secretario, a un antiguo campeón de 110 metros vallas, Manuel Segurado, habilitándose un amplio despacho en un edificio de la calle del Barquillo, nº 19 de Madrid, conocido como la “Casa del Deporte”, aunque todos los temas referentes a gestiones  federativas se desarrollaban en el comercio de ropas que tenía el señor Segurado  en la calle de la Montera, de la capital de España.

 

Antonio Gómez Urtiaga, uno de los mejores atletas españoles de la época, Campeón de España  de  cros, en  los años 1943-44-45. Todo un referente para los fondistas españoles.

Antonio Gómez Urtiaga, uno de los mejores atletas españoles de la época, Campeón de España  de  cros, en  los años 1943-44-45. Todo un referente para los fondistas españoles.

Pero como ya queda apuntado todo era volver a empezar y, de una forma continua iban apareciendo por todo el territorio español nuevas instalaciones atléticas, siendo el atletismo en aquel tiempo, casi una asignatura obligatoria en escuelas y universidades. El gran activo que se recogió de esta política deportiva, se puede resumir en la organización de los “Juegos Universitarios del S.E.U”, que aglutinaban cerca del   80% de los mejores atletas españoles, a la vez que atraían a una gran cantidad de aficionados a presenciarlos. Se puede decir, sin dar lugar al equívoco, que hubo unos años en que estos campeonatos eran mucho más atractivos y superiores, tanto por la cantidad de participación como por la bonanza de las marcas, que los propios Campeonatos Absolutos de España.

 
Pero la explicación de esta diferenciación, en cierto modo también tenía su lógica. Las subvenciones del Estado para fortalecer el deporte estudiantil, eran muy superiores a las que recibían las federaciones, las cuales, por otra parte, también tenían su compensación con la construcción de nuevas instalaciones atléticas.

 

Se realizó una remodelación integral de las pistas universitarias de Madrid, que fueron en su momento el escenario de grandes eventos atléticos, a la vez que comenzaban las obras de nuevas construcciones, siempre con el asesoramiento del .FF de JJ" en muchas provincias españolas como podían ser, Vigo, Burgos, Mieres, San Sebastián, Avilés, Palencia, Valladolid, Lugo, León, Torrelavega, entre otras, y que fueron fundamentales para la aparición de nuevos núcleos atléticos, de los cuales también surgieron en muy poco tiempo grandes atletas que enriquecieron todos los ránquines españoles, sobresaliendo entre ellos, el nombre de un atleta gallego, Moncho Rodríguez, ganador de la prueba de 400 metros lisos, en el “Festival de la Juventud Europea”, disputado en Milán el año 1942, en la primera salida al exterior del atletismo español, después de muchos años de ausencia.

 

Este mismo atleta conseguiría en Barcelona, años más tarde, concretamente el día 27 de Julio de 1946, el récord absoluto de España, en la mencionada prueba de los 400 metros lisos, con la increíble marca en aquella época, de 49,0 justos, registro que se mantuvo intocable durante 13 años, hasta que el atleta Jesús Rancaño, la superara en Madrid el día 12 de Julio de 1959, con un crono de 48,9, borrando de la tabla de plusmarcas, el nombre de uno de los más grandes atletas de nuestro atletismo, que por culpa del inevitable paréntesis que sufrió nuestro deporte, no pudo demostrar todo el poderío y toda la enorme calidad natural que atesoraba para la practica atlética.

 

Los mejores fondistas de los años  1940 en un prueba de 5000 metros lisos, en el estadio de Montjuic: Constantino Miranda, José Coll, Gregorio Rojo, Benito Losada y Ricardo Yebra, por orden de aparición en la foto.

Los mejores fondistas de los años  1940 en un prueba de 5000 metros lisos, en el estadio de Montjuic: Constantino Miranda, José Coll, Gregorio Rojo, Benito Losada y Ricardo Yebra, por orden de aparición en la foto

Esta segunda parte de la década que comentamos, tuvo una intensa actividad, como queda reflejada por los muchos encuentros realizados, tanto entre ciudades como con diferentes regiones de nuestra geografía. Los encuentros entre Castilla-Cataluña-Guipúzcoa, los duelos entre Madrid-Barcelona, los Cataluña-Castilla-Vasconia, los retos entre Madrid-Lisboa, los Aragón-Cataluña-Valencia, eran toda una atracción y un estímulo tanto para los atletas como para los  aficionadosque cada vez acudían en mayor número a presenciar estos tradicionales encuentros.

 

Si además, se volvían a organizar los clásicos encuentros entre España y Portugal,  España-Francia Sur, y  España – Francia-B, junto la llegada a nuestro país de los primeros entrenadores extranjeros, contratados por el “FF. de JJ.” en Madrid, con el italiano Giovanni Mova y, en Barcelona con Alberto Paolone, contratado por la Federación Catalana, llegaremos a la conclusión de que el camino del ascenso de nuestro deporte, ya empezaba a estar muy bien definido.

 

Con estos acreditados técnicos, llegaron así mismo nuevos conceptos de preparación para nuestros atletas y entrenadores, organizándose las primeras concentraciones atléticas de tecnificación, por todo el país, con resultados totalmente positivos.

 

No había duda de que el ambiente iba creciendo como así mismo el auge del atletismo en todo el territorio español, que ya no se limitaba sólo a Cataluña, Madrid y Guipúzcoa, como casi siempre, sino que otras regiones casi olvidadas, volvían a dar fé de vida, gracias a la integración y al trabajo de antiguos atletas, ahora convertidos en técnicos, los cuales contribuyeron muy positivamente en la recuperación de nuestro deporte.

                                    
Siempre caminando hacia arriba, después de muchos años, otra vez hubo presencia española en unos “Juegos Olímpicos”, siendo en  Londres el año 1948, cuando un reducido grupo de atletas españoles dejó constancia del resurgir de nuestro deporte. Así- mismo hubo presencia en “Los Juegos Mundiales Universitarios”además varios encuentros interregionales con países extranjeros, comenzando también, las primeras salidas de nuestros equipos de cros, invitados, cosa nada normal en aquella época, para participar en  importantes eventos de un contrastado prestigio.

 

Los nombres de Ernesto Pons, Gregorio Rojo, Constantino Miranda, Enrique Vilaplana, Antonio G. Urtiaga, Daniel Poyán, José Culí, Manuel Macías. Félix Erausquin, Enrique Piferrer, José Luís Torres, Moncho Rodríguez, Pedro Apellániz, Juan B. Adarraga, José Iguaran, José Luís Celaya, Suárez Molezún, Juan Cano, entre muchos otros que harían un listado muy extenso, sin olvidar la aparición de María Víctor, del R.C.D. Español de Barcelona, la verdadera precursora de la segunda y definitiva etapa del atletismo femenino en España; son atletas que el deporte español en general y el nuestro en particular, siempre les recordará como los pioneros de un período muy complicado para la practica deportiva.

 

Maria Victor, el referente de todo el atletismo español, en el segundo periodo del siglo XX, entrando vencedora en la “Jean Bouin” de Barcelona, el año 1948

Maria Victor, el referente de todo el atletismo español, en el segundo periodo del siglo XX, entrando vencedora en la “Jean Bouin” de Barcelona, el año 1948

LA  DÉCADA  MÁGICA  DE  LOS  AÑOS DE 1950-65

A mi entender, estos años de 1950 y 1965 tuvieron para nuestro deporte una incidencia muy positiva para su definitiva ascensión a la cumbre del atletismo internacional, del cual casi nada se sabía más allá de nuestras fronteras, salvo las competiciones de cros  que sí aportaban una cierta credibilidad, con magníficas clasificaciones por delante de muchos países con  una contrastada tradición atlética. Las actuaciones de nuestro equipo nacional en el famoso “Cros de las Naciones”, conocido actualmente como, “Campeonato del Mundo de Cross”,  fueron ya el primer aldabonazo de lo que España podía alcanzar en muy pocos años por los mejores estadios de Europa.

 

Campeonato de Cataluña de cros en Terrassa, a finales de 1950, con Tomás Barris, Jose Molins, Luís García”Paganini” y el gran Antonio Amorós, por orden de aparición en la foto. La expectación siempre era enorme para contemplar esta especialidad de campo a través.

Campeonato de Cataluña de cros en Terrassa, a finales de 1950, con Tomás Barris, Jose Molins, Luís García”Paganini” y el gran Antonio Amorós, por orden de aparición en la foto. La expectación siempre era enorme para contemplar esta especialidad de campo a través.

Al igual que lo sucedido en los años  1940, pero ahora ya con unos antecedentes heredados muy superiores, se empezó con mucha firmeza y con un apoyo institucional más racional y equilibrado, lo que motivó la aparición de Centros de Tecnificación y la incorporación profesional de entrenadores muy cualificados, que supieron conducir muy positivamente a todas las nuevas promociones de atletas de todo el territorio español.

 

Era evidente que el nivel de nuestro atletismo iba subiendo hasta cotas antes impensables, gracias sobre todo a la gran cantidad de campeonatos que se realizaban por todas las regiones españolas. Por un lado, estaban los “Juegos Universitarios” del  S.E.U., los Campeonatos Absolutos de España, los también “Campeonatos Nacionales del “FF.de JJ”, los “Campeonatos Nacionales Militares” en Toledo, los de “Educación y Descanso”, como asimismo,  los de la obra social de la OAR, tanto en pista como en competiciones de campo a través, que sólo podían aportar activos para nuestro deporte.

 

Campeonato de España en Montjuic, el año 1955, final de 1500 metros, donde se puede apreciar a Manuel Macías, Daniel Poyán, Cesáreo Marín, Jose Mª Jiménez, y al autor de estos comentarios, entre otros destacados atletas.

Campeonato de España en Montjuic, el año 1955, final de 1500 metros, donde se puede apreciar a Manuel Macías, Daniel Poyán, Cesáreo Marín, Jose Mª Jiménez, y al autor de estos comentarios, entre otros destacados atletas.

Es obvio decir que, de todo este conjunto de competiciones, dejando aparte las interpretaciones políticas que cada uno puede tener, no hay duda de que estas concentraciones de atletas, dieron sus frutos y contribuyeron positivamente para la aparición de nuevos clubes y nuevas promociones de practicantes, que a la postre, fueron los que en poco tiempo, encabezarían todos nuestros ránquines, a la vez que comenzaban a  entrar en  lugares de honor del listado de mejores marcas europeas y mundiales.

 

La nueva contratación de prestigiosos técnicos internacionales, tanto por parte de la Federación Española como de la Federación Catalana, tuvieron la positiva incidencia  prevista, elevando considerablemente el nivel de nuestros atletas y entrenadores. La llegada del finlandés Olli-Virho, del sueco Gunnar Mellberg como los contactos con otros grandes entrenadores europeos, entre ellos el alemán Woldemar Gerschler, fueron unas decisiones  muy acertadas por parte de las  instituciones deportivas de estos años.

 

Luís Felipe Areta, uno de los mejores atletas de nuestra historia, varias veces campeón y plusmarquista de España en longitud y triple salto de los años de 1950-60.

Luís Felipe Areta, uno de los mejores atletas de nuestra historia, varias veces campeón y plusmarquista de España en longitud y triple salto de los años de 1950-60.

La presencia de España en las más relevantes competiciones internacionales, como son:Juegos Olímpicos, Campeonatos de Europa,Juegos del Mediterráneo, Juegos Iberoamericanos, como así mismo la confrontación en forma de encuentros internacionales con países muy superiores atléticamente al nuestro, justifican con creces  el apoyo recibido en forma de grandes triunfos, tanto individuales como colectivos, del que pocos años antes nadie podía imaginar.

 

Si a todo ello, añadimos la presencia de atletas españoles en centros de preparación de gran relevancia internacional y su participación en los grandes mítines europeos, como Berlín, Estocolmo, Londres, París, Roma, Oslo, Atenas, Bruselas, Helsinki, Zurich, entre otros, que son los que  conforman el actual calendario del “Gran Prix Internacional de Meetings”, llegaremos a la conclusión de que aquellos años han sido los más importantes de toda la historia del atletismo español y los que marcaron el camino a seguir para todas las generaciones de atletas que venían por detrás.

 

Grupo de atletas y monitores  junto al entrenador italiano Giovanni Mova, en un curso de entrenadores en Toledo, a mediados de los años de 1960.

Grupo de atletas y monitores  junto al entrenador italiano Giovanni Mova, en un curso de entrenadores en Toledo, a mediados de los años de 1960.

La consecución, con el paso del tiempo, de ver a un atleta español subir a lo más alto de un “Pódium Olímpico”, en los memorables “JJ.OO. de Barcelona-92”,a cargo de nuestro emblemático Fermín Cacho, precisamente en mi prueba predilecta de  1500 metros, ha sido, a mi entender, el broche de oro de un memorable siglo XX que, repito, tuvo en los años de 1955-65, el trampolín definitivo para dar el salto cualitativo que hoy atesora el atletismo español. 

 

Los nombres de Antonio Amorós, Luís Felipe Areta, Luís María Garriga, José Luís Albarrán, Tomás Barris, José Molins, Miguel de la Quadra-Salcedo, Alfonso Vidal-Quadras, Sebastián Junqueras, Sergi Vázquez, Ignacio Solá, Manuel Augusto Alonso, Cesáreo Marín, Carlos Pérez, José L.Sánchez Paraíso, Fernando Aguilar, Jesús Rancaño, González Barbeitos, Emilio Campra, Bernardino Lombao, Pascual Aparici, Bernardino Adarraga, Miguel Navarro, Rafael Cano, Ignacio Ariño  y, tantos otros, con los que se podría confeccionar un listado inacabable, son nombres que nunca se tienen que olvidar, ya que antes como atletas y algunos más tarde como dirigentes, hicieron posible que hoy nuestro atletismo sea considerado como uno de los más acreditados del mundo.

 

La selección española en el aeropuerto de Estambul, en la cual se puede apreciar una mayoría de los atletas  españoles, que continuaron  el trabajo de sus antecesores de los años de 1950 1965.

                                La selección española en el aeropuerto de Estambul, en la cual se puede  

                               apreciaruna mayoría de los atletas  españoles, que on 

                               el trabajo de sus antecesores de los años de 1950 1965.continuar

Diciembre de 2006