LOS JUEGOS OLIMPICOS DE TOKIO DE 1964
LA CAPITAL JAPONESA ANTE UN DIFÍCIL RETO
Muy a menudo en la organización de unos Juegos Olímpicos, se asocian una serie de problemas inesperados, ya sean políticos, sociales, raciales o deportivos, y en estos Juegos de Tokio, también había una asignatura pendiente de aprobar, como era ganarse la credibilidad del mundo, después de los sucesos acaecidos, durante la II Guerra Mundial.
Japón, que necesitaba de forma inmediata, lavar su imagen, seriamente dañada por el mencionado conflicto bélico, quería demostrar al mundo su recuperación y su capacidad organizativa, asumiendo la exigencia que supone organizar unos Juegos Olímpicos.
A la nación japonesa, ya le habían sido concedidos, la organización de los Juegos del año 1940, que no pudieron llevarse a termino, debido a la guerra entre Japón y la China y con el añadido de la II Guerra Mundial. Con todo este panorama fue imposible asumir esta cita.
Tuvieron que pasar veinticuatro años, para que ante el escepticismo de muchos países, le fueran concedidos estos Juegos a Tokio, que por otro lado, serían los primeros en tener por escenario el Continente Asiático.
Es obvio decir, que el pueblo japonés se involucró totalmente en la organización de este gran reto, despertando la admiración de todo el mundo, por su decidida obstinación para superar todos los obstáculos que tenía por delante.
Su energía y su trabajo para superar la situación catastrófica, en la cual se vio inmerso fue elogiada y aplaudida.. Este desafío olímpico puede considerarse, como el inicio del llamado milagro económico japonés, que comportaría, con el paso de pocos años, ser considerado el segundo país más rico del mundo.
COMIENZAN LAS CONSTRUCCIONES DE LAS SEDES OLÍMPICAS
El estadio considerado como el Buque Insignia de estos juegos, construido en la década de los años 1950, se inauguró oficialmente en noviembre de 1958, con motivo de los Juegos Asiáticos.
Posteriormente y delante la posibilidad de acoger un evento olímpico, el equipo de arquitectos de Enzo Tange y Arata Isozaki, pusieron en marcha las obras de remodelación con un trabajo magistral, modernizando sus dependencias, como así mismo su amplitud, que pasó a tener una capacidad para 60.000 espectadores.
Esta joya de la arquitectura deportiva, situada en el Parque Meiji de Tokio, asumió en su proyecto la posibilidad de ampliar las pistas de competición, con ocho calles en lugar de los seis que habitualmente se habían desarrollado en anteriores, olimpiadas con lo cual cosa nació un nuevo referente para el resto del mundo.
El maestro Enzo Tange |
En el curso del año 1987, el Jurado Internacional de Competencias Urbanísticas, reconoció estos trabajos, otorgándole el Premio Pitzker, por considerar que se trataba de una de las bellas construcciones del siglo XX, considerando a la vez, el inmenso trabajo realizado por el gobierno japonés.
Otra de las joyas, con la mente puesta en la perfección, fue la edificación de una maravillosa piscina, en el Gimnasio Nacional, con un techo móvil, única también en unos Juegos, como así mismo la utilización de la cámara lenta y las computadoras para verificar la autenticidad de las marcas registradas.
Siempre innovando, se construyó por primera vez, la Villa Olímpica para la prensa, jueces y acompañantes, con una sala para trabajos informáticos y Televisión. Hay que señalar que por primera vez, estos Juegos atravesaron el océano Pacífico vía satélite, para hacer llegar las imágenes en color a Estados Unidos y Europa, que merecieron el elogio de todos. No en balde a esta Olimpiada, también se la calificó como “Los Juegos de la electrónica”.
Todos estos trabajos, aparte de otras obras adherentes a estos Juegos, se realizaron por grupos y turnos formados por obreros japoneses, que trabajaron de forma continua para poder llegar a tiempo a esta puntual cita olímpica, que todo el pueblo japonés esperaba con una enorme ilusión.
LA INAUGURACIÓN DE ESTOS EXPECTANTES JUEGOS
La inauguración se efectuó el día 10 de octubre, presididos por el Emperador Horohito. El desfile lo encabezó la delegación de Grecia seguida de 5151 participantes, de entre los cuales 678 eran mujeres, que representaron a 93 países.
El atleta de Hiroshima, Yoshinari Sakai portando la llama olímpica |
El último relevo efectuado dentro del propio estadio lo realizó el atleta de 19 años, Yoshinari Sakai, conocido como el “bebé de Hiroshima” ya que nació el mismo día de la trágica explosión de la primera bomba atómica sobre la mencionada ciudad. El juramento olímpico fue a cargo del atleta Tahashi Ono.
Como es habitual también en esta Olimpiada de Tokio hubo algunas ausencias, siempre motivadas por temas políticos. Por un lado China rechazó participar, por hacerlo también Taiwan. También estuvo ausente la República de Sud Àfrica, al no recibir invitación por su conocida política de segregación racial. Así mismo, Indonesia también estuvo ausente por sus conflictos interiores. Estas bajas fueron compensadas con la participación de catorce nuevos países.
La delegación de Alemania desfiló por última vez como equipo unificado, entre los sectores de la parte Oriental y Occidental. Posteriormente como ya es conocido, lo harían por separado, representando la Alemania Occidental a la República Federal de Alemania GER mientras la Alemania Oriental lo haría con las siglas de la República Democrática de Alemania (GDR).
Estos Juegos y concretamente su acto inaugural, estuvieron amenazados por la inseguridad climatológica, dado que se anunciaba la inminente llegada del huracán Wilma que afortunadamente, según se acercaba a las costas japonesas, se fue diluyendo en su intensidad para llegar en forma de lluvia intermitente, acompañada con vientos de bastante intensidad que dificultaron la consecución de las marcas al aire libre.
LAS JOYA ARQUITECTONICA DE LOS JUEGOS
|
El Gimnasio Nacional de Yoyogui en Tokio |
UNA DERROTA QUE CONMOCIÓNO A TODO UN PAÍS
Como ya había sucedido en otras olimpiadas, también en estas de la capital nipona, aparecieron nuevos deportes. Por primera vez formó parte de unos Juegos el judo, el deporte nacional por excelencia y el voleibol, donde en el primero de ellos y contra el pronóstico general, apareció la primera e inesperada gran frustración para los aficionados japoneses.
Antón Geesing, inmovilizando al ídolo japonés Akio Kaminaga |
El Japón, país de un nivel mundial en la especialidad de Judo, encontró su primera dificultad a la hora de escoger quien sería su representante, ya que era un país con un gran volumen de practicantes, siéndole concedido este honor al ídolo local, Akio Kaminaga, considerado por unanimidad, como el más hábil de todos, aunque no el más fuerte. La decisión que no fue fácil.
La decepción vino dada al tener que enfrentarse al fornido holandés Antón Geesing que venía precedido con un gran historial, aunque nunca se había enfrentado, con los grandes especialistas nipones. Este gran luchador con una altura de 1.98 y un peso de 120 kilos, tenia que imponerse a la gran técnica del japonés, que por su parte, daba una altura de 1.70 y 80 kilos de peso.
Este gran desafío, que tuvo lugar, en otra de las modernas instalaciones, como era el Nipón Budokan, tuvo un brutal desenlace para los aficionados japoneses, que vieron como su gran ídolo nacional Kaminaga, sucumbía después de nueve minutos de lucha, con la más humillante derrota que puede darse en este deporte, que no es otra, que la inmovilización total en el suelo.
Antón Geesing, consciente de lo que ello suponía para los aficionados japoneses, pidió a sus seguidores desde el centro del “tatami”, no subir al mismo para celebrar su victoria, por respeto a los inventores de esta modalidad deportiva y a sus seguidores.
Llegó a decirse que varios aficionados se suicidaron a raíz de esta debacle deportiva, como lo haría más tarde, el mismo Akio Kaminaga, para pedir perdón por su derrota que según él, proporcionó la deshonra de su pueblo. Dos años más tarde, según algunas versiones, Kaminaga se suicidó traumatizado por esta derrota, aunque la versión más verídica parece ser, que su muerte se debió, a una enfermedad de cáncer que no pudo superar.
OTROS SUCESOS, CURIOSIDADES Y ANÉCDOTAS OLIMPICAS
La ucraïnesa Larissa Latynina ganadora de seis medallas olímpicas |
En estos inolvidables Juegos, se dieron una serie de coincidencias dignas de resaltar. Una de las significativas e históricas, quizás radicó en la gimnasta ucraniana Laryssa Latynina, ganadora de 2 preseas de oro, 2 de plata y 2 de bronce, almacenando en su historial olímpico la friolera cifra de dieciocho medallas olímpicas, gesta solo igualada en eventos olímpicos, por otros tres deportistas. Hay que señalar que esta fabulosa gimnasta, que cumplía en estos Juegos su 30 Aniversario, dio por acabada su carrera deportiva, en estos para ella, inolvidables Juegos.
Otro perseverante deportista, que no cesó hasta alcanzar el metal dorado, fue el húngaro Imre Polyák, especialista en lucha grecorromana, que después de alcanzar tres medallas de plata en anteriores Juegos, pudo al fin lograr en la capital japonesa, el ansiado oro que con tanto empeñó siempre persiguió.
Una novedad es el hecho de por primera vez, se incluyera una prueba de combinadas femenina, en unos Juegos Olímpicos, que correspondió al Pentathlón, en la cual por primera vez, se proclamó la primera campeona y plusmarquista mundial, la soviética Irina Press, con una puntuación 5246 puntos.
Una gesta que no pasó desapercibida pora nadie, se debió al discóbolo americano Al Oerte, que volvió a ganar el oro por tercera vez consecutiva, después de sufrir, una semana antes, la dislocación de una vértebra cervical, pero que no le impidió superar además, el récord mundial de la especialidad.
Bob Hayes |
Otro atleta de Estados Unidos, Bob Hayes, consiguió por primera vez en la historia, recorrer los 100 metros lisos, en menos de 10,0seg., pero sin poder homologarse dicha marca, por el exceso de viento a favor. No obstante este fornido atleta de color, ganó la final de esta emblemática prueba, en 10 segundos justos, con lo cual estableció un nuevo récord olímpico, a la vez que igualaba la plusmarca mundial del alemán Armín Hary.
Continuando con este listado de records mundiales y olímpicos, hay que señalar el triunfo del americano Henry Carr, rebajando la plusmarca mundial de los 200 metros lisos con una marca de 20,3 seg., de la misma forma que lo hizo, el medio fondistas neozelandés Peter Snell, doble ganador de los 800 y 1500 metros lisos, en una misma olimpiada, hecho que nadie había logrado conseguir, desde los Juegos de Amberes de 1920.
Por primera vez en unos Juegos se usó la pértiga de fibra de vidrio, en sustitución de las rígidas de aluminio, que hasta entonces se vinieron usando, correspondiendo la victoria con este nuevo material, al americano Fred Hansen con un salto de 5.10 m., superando en 40 centímetros el récord mundial, después de cerca de nueve horas de competición.
Joe Frazier, ganando el oro en Tokio |
Los Estados Unidos que siempre habían sido los reyes del boxeo, en esta ocasión tuvieron una gris actuación, salvando su honor gracias a un joven, llamado Joe Frazier ganador del peso pesado, que pocos años más tarde, repetiría la gesta del más grande todos, el idolatrado Cassius Clay, también medalla de oro en Roma, y campeón mundial absoluto después.
Igualmente en baloncesto, deporte de dominio casi exclusivo de los americanos, no pudo brillar en estos Juegos de la forma aplastante, de cómo lo venían haciendo en todos los anteriores a pesar de su triunfo en la final ante Yugoslavia. Sus jugadores de color, adscritos al “ Black power” renunciaron a defender los colores de su país, con lo que desapareció la magia y la espectacularidad que siempre aportaban a este deporte.
Otros descollantes vencedores fueron el nadador americano Don Schollander, con 4 medallas de oro y 3 plusmarqcas mundiales, así como la australiana Dawn Fraser ganadora en la distancia de los 100 metros libres, por tercera vez consecutiva en unos mismos Juegos Olímpicos.
Igualmente el remero ruso Vyacheslav Ivanof, ganó el mismo número de metales dorados, en “skull simple”, en otros tantos eventos olímpicos, sin olvidar al jugador más grande de la historia en water polo, el húngaro Dezso Gyarmati que atesoró en su poder, la quinta medalla consecutiva alcanzada en unos Juegos.
Wyomia Tyus, ganando los 100 metros, delante de Ediht McGuire |
Referente a la actuación femenina, las grandes vencedoras fueron las americanas Wyomia Tyus igualando el récord mundial en una de las eliminatorias, con 11,2 seg., mientras su compatriota Edith McGuire, batió en los 200 metros lisos el récord de la mítica Wilma Rudoph con 23,0, siendo la británica Ann Parker quien cerraría el listado de plusmarcas con su sorprendente victoria de 800 metros, con 2:01,1 cuando ella era, la principal favorita para los 400 metros lisos, en la cual no pudo ganar.
Un único e importante fallo que se puede asignar a estos brillantes Juegos, calificados por algunos rotativos de prensa, como los Juegos de la Perfección, estuvo en el hecho de no poder obligar a pasar el control de feminidad, a muchas atletas de los países orientales de Europa, se negaron a realizarlo.
A pesar de esta negativa, al finalizar los Juegos, se pudo comprobar que la atleta polaca Ewa Klobukowska, integrante del equipo de relevos 4x100 era realmente un hombre, por la cual cosa el equipo polaco que batió la plusmarca mundial, esta no pudo hacerse oficial. Mientras Ewa Klobukowska, era descalificada de por vida, a Polonia se le otorgó el título olímpico y la medalla de oro.
Para finalizar este compendió de anécdotas, no podemos dejar de señalar, que en uno de los nuevos deportes presentados por la organización japonesa, el voleibol, Japón consiguió gracias a su equipo femenino, la medalla de oro al derrotar en la final al equipo de la URS, por el tanteo de 3 a 2.
COMO SIEMPRE EL MARATÓN DEJÓ SU HUELLA
Abebe Bikila, ganando en Tokio el emblemático maratón |
Se espera con gran expectación, la nueva actuación del inesperado ganador en los anteriores Juegos de Roma, el etiope Abebe Bikila, que esta vez debidamente calzado, ganó con una gran ventaja, siendo el primer atleta en la historia olímpica, en conseguirlo por dos veces consecutivas. Su marca de 2h.12, 11 suponía un nuevo récord mundial.
Esta gesta de Abebe Bikila, adquiere una enorme dimensión, si se tiene en cuenta que seis semanas antes, sufrió un ataque de apendicitis, por lo que tuvo que ser operado de urgencia. No obstante este grave contratiempo, el atleta etiope entró cómodamente vencedor, con más de cuatro minutos de ventaja sobre su inmediato seguidor.
La delegación japonesa que cosechó una gran cantidad de medallas, en casi todas las disciplinas, tan solo le faltaba una procedente del atletismo, que no llegaba por ningún lado. Su penúltima oportunidad la tuvo en la final de los 10.000 metros, en la cual, Kokichi Tsuburaya, que era a priori uno de los favoritos, tuvo que ceder ante el impulso del americano William Mills, descendiente de una tribu india, que con un precario bagaje atlético, venció ante la sorpresa de todos, con una marca de 28:24,4.
William Mills, medalla de oro en los 10000 metros |
Para redimirse de esta decepción, todavía existía una última oportunidad, para Tsuburaya, que no era otra, que la prueba reina por excelencia de los Juegos, el marathón. En esta última prueba y queriendo imitar al gran atleta francés Alain Mimoun, que en Melbourne de 1956, se encontró en la misma situación, no dudó en jugarse el todo o el nada, para ganar su única medalla de oro olímpica.
Por lo cual en un último y desesperado intento, el atleta japonés tampoco dudó en tomar la salida, para intentar repetir aquel éxito del francés, a pesar que la presencia del gran Abebe Bikila ganador en los Juegos de Roma i del inglés Basil Heatley, plusmarquista mundial en aquel momento, hacían muy difícil, conseguir este objetivo.
Pero cómo duele suceder en todas las pruebas de los 42.195 metros, el drama siempre esta a punto de aparecer y esto sucedió, cuando Kokichi Tsuburaya, entró en el estadio en segunda posición, entre una enorme explosión de júbilo de todo el público puesto en pie, pero seguido de muy de cerca por el británico Basil Heatley, que en la última curva le adelantó entre el desencanto de los aficionados y el derrumbe físico y moral del japonés, para el cual ganar el bronce, supuso más que una alegría, una enorme decepción, con el añadido de verser rebasado precisamente, por una atleta perteneciente a uno de los países aliados.
Kokichi Tsuburaya, no acababa de entender que en deporte, las derrotas y las victorias empiezan y acaban dentro del propio estadio, como así mismo la tristeza y la alegría que estas generan. Siempre existe el día después y otra oportunidad, para poder redimirse de una mala actuación deportiva. Pero él no lo entendió así, y aquí empezó su calvario personal con un final, que conmocionó al mundo.
El pódium del marathón, con Bikila, Heatley y el japonés Kokichi Tsuburaya |
A pesar de esta incidencia negativa, Tsuburaya se convirtió a partir de aquel momento, en un ídolo para la afición japonesa, de no dejaba de vitorear su nombre y el del Japón, al conseguir alcanzar un podium olímpico después de 28 años de intentos frustrados. Pero él lo entendió como un fracaso, al no poder acceder a la medalla de oro, para justificar la confianza que en él depositaron todos los aficionados. Las palabras que pronunció a su llegada, quedaron gravadas para siempre en su cerebro, repitiendo continuamente,“He fracasado y desilusionado a todo mi pueblo” Aquí empezó su gran drama personal, que acabaría con su vida de forma trágica.
LO QUE NUNCA HUBIERA TENIDO QUE SUCEDER
Ante su gran actuación, la Junta de Fuerzas Armadas de Defensa, a las cuales pertenecía, estaba convencida que él, era el hombre ideal para demostrar al mundo la pujanza del atletismo japonés. La cita no era otra que los Juegos de Méjico de 1968.
Con esta finalidad, siempre recibiendo órdenes de sus superiores, fue concentrado en un centro de tecnificación, con un espartano plan de trabajo, con el objetivo de conseguir esta medalla para el país del Sol Naciente, que según ellos, era el escaparate ideal, para hacer patente la rehabilitación del Japón en el entorno mundial.
Esta primera decisión, de recluirlo durante un periodo de cuatro años, comportaba la separación de su familia y de su prometida, con la cual tenía previsto casarse lo más pronto posible. Se le preparó un exhaustivo plan de entrenamiento, no se sabe por parte de quien, que al cabo de dos años, lo dejó completamente roto. Sufrió serias lesiones en las piernas, como así mismo una grave lumbalgia que le obligó estar tres meses internado en un centro hospitalitario para su recuperación.
EL FINAL DE UN ATLETA QUE NO PODIA CORRER MÁS
Kokichi Tsuburaya |
No había duda, que el exceso de responsabilidad, con su carga física y mental, le provocaron estas serias lesiones durante el año 1967, que fue cuando se dio cuenta de que ya no podía correr más deprisa. En los entrenamientos, que vinieron a continuación, pronto notó que sus piernas no respondían como lo habían hecho anteriormente, por lo cual renunció a esta cita olímpica, abandonando toda su preparación.
Pocos días después, reunido todo el equipo seleccionado para los próximos Juegos de Méjico, notaron a faltar a Kokichi, siempre puntual a la cita, cosa que extrañaron, por lo que decidieron ir a buscarlo a su casa, donde se encontraron ante una desgarradora escena, con Kokichi desangrado y muerto sobre la cama, al haberse seccionado con una navaja de afeitar la carótida externa.
En sus manos, mantenía la medalla ganada en los Juegos de Tokio, junto con una patética nota que decía “No puedo correr más” Nunca el deseo de ganar una medalla había generado un drama como este. Esta muy claro que la presión ejercida por parte de sus mandos superiores, como el de un pueblo que le idolatraba y ansiaba su victoria, pudo más que él, consciente de que no podría corresponderles.
UNA PRESENCIA ESPAÑOLA MUY TESTIMONIAL
La delegación española estuvo compuesta por 53 deportistas, entre ellos tres mujeres, que participaron sin pena ni gloría., regresando sin medallas, pero con un triste final. El boxeador aragonés Valentin Loren, fue descalificado de por vida, al agredir al arbitro de nacionalidad húngara, por disconformidad con la decisión final de proclamar como vencedor a su contrincante, el chino Hen-Huang.
En estos Juegos se premiaba con un diploma, .a los seis primeros clasificados, normativa que se aplicó hasta los Juegos de Los Ángeles de 1984, donde se amplió hasta los ocho actuales que hoy prevalecen.
Luis Felipe Areta, diploma en Tokio |
En este baremo de diplomas, la mejor actuación correspondió, al equipo español de hokey sobre hierba, que estuvo muy cerca de revalidar su bronce de Roma, pero la fortuna no le acompañó, al perder esta posibilidad contra Australia, donde en una equilibrada prórroga, sucumbió por el tanteo de 3 a 2 goles.
Otros dignos y merecidos diplomas, los consiguieron, el ciclista José M. López Rodríguez, en competición en ruta y el boxeador canario Domingo Barrera Corpas, clasificados en quinto lugar, cerrando la tabla el atleta Luis Felipe Areta, sexto en longitud con un salto de 7.34, de acuerdo con los pronósticos previos.
Los otros seleccionados en atletismo fueron, Fernando Aguilar, en 5000 y 10000 metros, Francisco Aritmendi, en 5000 metros, Luis María Garriga, en altura, Rogelio Rivas, en 100 metros lisos e Isidro Sola, en pértiga, los cuales fueron eliminados en las clasificaciones previas, excepto el mencionado Luis Felipe Areta.
ANVERSO Y REVERSO DE LA MEDALLA OLIMPICA
campeones olímpicos | |||
100 metros lisos | Robert Hayes | 10,0 | USA |
200 metros lisos | Henry Carr | 20,3 | EUA |
400 metros lisos | Michael Larrabee | 45,1 | EUA |
800 metros lisos | Peter Snell | 1:45,1 | NZL |
1500 metros lisos | Peter Snell | 3:38,1 | NZL |
5000 metros lisos | Robert Schul | 13:48,8 | USA |
10000 metros lisos | Wiliam Mills | 28:24,4 | USA |
Marathón | Abebe Bikila | 2h.12:11,2 | ETH |
3000 obstáculos | Gastón Roelants | 8:30,8 | BEL |
20 klm. marcha | Kenneth Matthens | 1h.29:34,0 | GBR |
50 klm. marcha | Abdon Pamich | 4h.11:29,4 | ITA |
Relevos 4 x 100 | Equipo de EUA | 39,0 | EUA |
Relevos 4 x 400 | Equipo de EUA | 3:00,7 | EUA |
110 metros vallas | Hayes Jones | 13,6 | EUA |
400 metros vallas | Rex Cawley | 49,6 | EUA |
Salto de altura | Valeri Brumel | 2.18 | URS |
Salto de pértiga | Fred Hansen | 5.10 | EUA |
Salto de longitud | Lynn Davies | 8.07 | GBR |
Triple salto | Jozaef Schmidt | 16.85 | POL |
Lanzamiento de peso | Dallas Long | 16.85 | EUA |
Lanzamiento de disco | Al Oerter | 61.00 | EUA |
Lanzamiento martillo | Romuald Klim | 69.74 | URS |
Lanzamiento jabalina | Pauli Nevala | 82.66 | FIN |
Decathlón | Willi Holdorf | 7887 p. | GER |
Campeonas olimpicas | |||
100 metros lisos | Wyomia Tys | 11,4 | EUA |
200 metros lisos | Edith McGuire | 23,0 | EUA |
400 metros lisos | Betty Cuthbert | 52,0 | AUS |
800 metros lisos | Ann Packer | 2:01,1 | GBR |
80 metros vallas | Karin Balzer | 10,5 | GER |
Relevos 4 x 100 | Equipo de Polonia | 43,6 | POL |
Salto de altura | Iolanda Balas | 1.90 | ROM |
Salto de longitud | Mary Rand | 6.52 | GBR |
Lanzamiento de peso | Tamara Press | 18.14 | URS |
Lanzamiento de disco | Tamara Press | 57.27 | URS |
Lanzamiento Jabalina | Micaela Penes | 60.54 | ROM |
Heptathlón | Irina Press | 5246 p. | URS |
Fuentes de infoirmación:
Búsqueda por Internet
Archivos del Real Federación Española de Atletismo RFEA
Listados de la IAAF World Records
Libros del Asociación Española de Estadísticos de Atletismo AEEA
TYraducciones por Anna Martí.
Documentación própia
Marzo de 2012