LOS JUEGOS OLIMPICOS DE TOKIO DE 1964

LA CAPITAL JAPONESA ANTE UN DIFÍCIL RETO

 

Muy a menudo en la organización de unos Juegos Olímpicos,  se asocian una serie de problemas inesperados, ya sean políticos, sociales, raciales o deportivos, y en  estos  Juegos de Tokio, también había una asignatura pendiente de aprobar, como era  ganarse  la credibilidad del mundo, después de los sucesos  acaecidos, durante la II Guerra Mundial.

 

Japón, que  necesitaba de forma inmediata,  lavar su imagen, seriamente dañada por el mencionado conflicto bélico, quería demostrar al mundo su recuperación  y su capacidad organizativa, asumiendo la exigencia que supone organizar unos Juegos Olímpicos.

 

A la nación japonesa, ya le habían sido concedidos,  la organización de los Juegos del año 1940, que no pudieron llevarse a termino,  debido a la guerra entre Japón y la China y con el añadido de la II  Guerra Mundial. Con todo este panorama fue imposible asumir esta cita.

 

Tuvieron  que pasar veinticuatro años, para que ante el escepticismo de muchos países,  le fueran concedidos estos Juegos a Tokio, que por otro lado, serían los primeros en tener  por escenario el Continente Asiático.

 

Es obvio decir,  que el pueblo japonés se involucró totalmente  en la organización de este gran reto, despertando la admiración  de todo el mundo, por su decidida obstinación para superar todos los obstáculos que tenía por delante.

 

Su energía y su  trabajo para superar la situación catastrófica,  en la cual se vio inmerso fue elogiada y aplaudida.. Este desafío olímpico puede considerarse, como  el inicio del llamado milagro económico japonés, que comportaría, con el paso de pocos años,  ser considerado el segundo país más rico del mundo.

 

COMIENZAN LAS CONSTRUCCIONES  DE LAS SEDES OLÍMPICAS

 

El estadio considerado como el Buque Insignia de estos juegos,  construido en la década de los años 1950, se inauguró oficialmente en noviembre de 1958, con motivo de  los Juegos Asiáticos.

 

Posteriormente  y delante la posibilidad de acoger un evento olímpico, el equipo de arquitectos de Enzo Tange Arata Isozaki, pusieron en marcha las obras de remodelación con un trabajo magistral,  modernizando sus dependencias, como así mismo su amplitud, que pasó a tener una capacidad para 60.000 espectadores.

 

Esta joya de la arquitectura deportiva, situada  en el Parque Meiji de Tokio, asumió en su proyecto la posibilidad de ampliar las pistas de  competición, con ocho calles en lugar de los seis que habitualmente se habían desarrollado en anterioresolimpiadas con lo cual cosa nació un nuevo referente para el resto del mundo.

 

El maestro Enzo Tange
El maestro Enzo Tange

En  el curso del año 1987, el Jurado Internacional de Competencias Urbanísticas,  reconoció estos trabajos, otorgándole el Premio Pitzker, por considerar que se trataba  de una de las bellas construcciones del siglo XX, considerando a la vez, el inmenso trabajo  realizado por el gobierno japonés.

 

Otra de las joyas,  con la mente puesta en la perfección, fue la edificación de una maravillosa piscina, en el Gimnasio  Nacional, con un techo móvil, única también en unos Juegos, como así mismo la utilización de la cámara  lenta y las computadoras para verificar la autenticidad de las marcas registradas.

 

Siempre  innovando, se construyó por primera vez, la Villa Olímpica para  la prensa, jueces y acompañantes, con una sala para trabajos informáticos y Televisión. Hay que  señalar que por primera vez, estos Juegos atravesaron el océano Pacífico vía satélite, para  hacer llegar las imágenes en color a Estados Unidos y Europa, que merecieron  el elogio de todos. No en balde a esta Olimpiada, también se la calificó comoLos Juegos de la  electrónica”.

 

Todos estos trabajos, aparte de otras  obras adherentes a estos Juegos, se realizaron por grupos y turnos formados por obreros japoneses, que trabajaron  de forma continua para poder llegar a tiempo a esta puntual cita olímpica, que todo el pueblo japonés  esperaba con una enorme ilusión.

 

LA INAUGURACIÓN DE ESTOS EXPECTANTES JUEGOS


La inauguración se efectuó el día 10 de octubre, presididos por el Emperador  Horohito. El desfile lo encabezó la delegación de Grecia seguida de 5151  participantes, de entre los cuales 678 eran mujeres, que representaron a 93 países.

El atleta de Hiroshima, Yoshinari Sakai portando la llama olímpica
El atleta de Hiroshima, Yoshinari Sakai portando la llama olímpica

El  último relevo efectuado dentro del propio estadio lo realizó el atleta de 19  años, Yoshinari Sakai, conocido como el “bebé de Hiroshima” ya que nació  el mismo día de la trágica explosión de la primera bomba atómica sobre la mencionada ciudad. El juramento  olímpico fue a cargo del atleta Tahashi Ono.

 

Como es habitual también en esta Olimpiada de Tokio hubo  algunas ausencias, siempre motivadas por temas políticos. Por un lado China rechazó participar,  por hacerlo también Taiwan. También estuvo ausente la República de Sud Àfrica, al no recibir invitación por su conocida política de segregación racial. Así mismo, Indonesia  también estuvo ausente por sus conflictos interiores. Estas bajas fueron compensadas con la participación  de catorce nuevos países.

 

La delegación de Alemania  desfiló por última vez como equipo unificado, entre los sectores de la parte Oriental  y Occidental. Posteriormente como ya es conocido, lo harían por separado, representando la Alemania Occidental  a la República Federal de Alemania GER mientras la Alemania Oriental lo haría con las  siglas de la República Democrática de Alemania (GDR).

 

Estos  Juegos y concretamente su acto inaugural, estuvieron amenazados por la inseguridad climatológica,  dado que se anunciaba la inminente llegada del huracán Wilma que afortunadamente,  según se acercaba a las costas japonesas, se fue diluyendo en su intensidad para llegar en forma de lluvia  intermitente, acompañada con vientos de bastante intensidad que dificultaron la consecución de las marcas al  aire libre.

 

            LAS JOYA ARQUITECTONICA DE LOS JUEGOS

                                            El Gimnasio Nacional de Yoyogui en Tokio     
                                            El Gimnasio Nacional de Yoyogui en Tokio

 

        UNA DERROTA QUE CONMOCIÓNO A TODO UN PAÍS

Como ya había sucedido en otras olimpiadas, también en estas de la capital  nipona, aparecieron nuevos deportes. Por primera vez formó parte de unos Juegos el judo, el deporte nacional  por excelencia y el voleibol, donde en el primero de ellos y contra el pronóstico general, apareció la  primera  e inesperada  gran frustración  para los aficionados japoneses.

 

Antón Geesing, inmovilizando al ídolo japonés Akio Kaminaga
Antón Geesing, inmovilizando al ídolo japonés Akio Kaminaga

El Japón, país de un nivel mundial en la especialidad de Judo, encontró su primera  dificultad a la hora de escoger quien sería su representante, ya que era un país con un gran volumen de  practicantes, siéndole concedido este honor al ídolo local, Akio Kaminaga, considerado por  unanimidad, como el más hábil de todos, aunque no el más fuerte. La  decisión que no fue fácil.

 

La decepción vino dada al tener que enfrentarse al fornido holandés Antón  Geesing  que venía precedido con un gran historial, aunque nunca se había enfrentado, con  los grandes especialistas nipones. Este gran luchador con una altura de 1.98 y un peso de 120 kilos, tenia que  imponerse a la gran técnica del japonés, que por su parte, daba una altura de 1.70 y 80 kilos de peso.

 

Este  gran desafío, que tuvo lugar, en otra de las modernas  instalaciones, como era el Nipón Budokan, tuvo un brutal desenlace para los aficionados japoneses,  que vieron como su gran ídolo nacional Kaminaga, sucumbía después de nueve minutos  de lucha, con la más humillante derrota que puede darse en este deporte, que no es otra, que la inmovilización  total en el suelo.

 

Antón Geesing, consciente  de lo que ello suponía para los aficionados japoneses, pidió a sus seguidores desde el centro del “tatami”, no subir al mismo para celebrar su victoria, por respeto a los inventores de esta modalidad  deportiva y a sus seguidores.

 

Llegó a decirse que  varios aficionados se suicidaron a raíz de esta debacle deportiva, como lo haría  más tarde, el mismo Akio  Kaminaga, para pedir perdón por su derrota que según él, proporcionó la deshonra de su pueblo.  Dos años más tarde, según algunas versiones, Kaminaga  se suicidó traumatizado por esta  derrota, aunque la versión más verídica parece ser, que su muerte se debió, a una enfermedad de cáncer que  no pudo superar.

 

OTROS SUCESOS, CURIOSIDADES Y ANÉCDOTAS OLIMPICAS

La ucraïnesa Larissa Latynina ganadora de seis medallas olímpicas
La ucraïnesa Larissa Latynina ganadora de seis medallas olímpicas  

En estos inolvidables Juegos, se dieron una serie de coincidencias dignas  de resaltar. Una de las significativas e históricas, quizás radicó en la gimnasta ucraniana Laryssa  Latynina, ganadora de 2 preseas de oro, 2 de plata y 2 de bronce, almacenando en su historial  olímpico la friolera cifra de dieciocho medallas olímpicas, gesta solo igualada en eventos olímpicos, por  otros tres deportistas. Hay que señalar que esta fabulosa gimnasta, que cumplía en estos Juegos su 30 Aniversario,  dio por acabada su carrera deportiva, en estos para ella, inolvidables Juegos.

 

Otro  perseverante deportista, que no cesó hasta alcanzar el metal dorado, fue el húngaro Imre Polyák, especialista en lucha grecorromana, que después de alcanzar tres medallas  de plata en anteriores Juegos, pudo al fin lograr en la capital japonesa, el ansiado oro que con tanto  empeñó siempre persiguió.

 

Una novedad es el hecho de por  primera vez, se incluyera una prueba de combinadas femenina, en unos Juegos Olímpicos, que  correspondió al Pentathlón, en la cual por primera vez, se proclamó la primera campeona y plusmarquista mundial,  la soviética Irina Press, con una puntuación 5246 puntos.

 

Una  gesta que no pasó  desapercibida  pora nadie, se debió al discóbolo americano Al  Oerte, que volvió a ganar el oro por tercera vez consecutiva, después de sufrir, una semana  antes, la dislocación de una vértebra cervical, pero que no le impidió superar además, el récord mundial  de la especialidad.

 

Bob Hayes
Bob Hayes

Otro atleta de Estados UnidosBob Hayes, consiguió por primera vez en la historia, recorrer los 100 metros lisos, en menos de 10,0seg., pero sin poder homologarse dicha  marca, por el exceso de viento a favor. No obstante  este fornido atleta de color, ganó la final de esta emblemática prueba, en 10 segundos justos, con lo cual  estableció un nuevo récord olímpico, a la vez que igualaba la plusmarca mundial del alemán Armín  Hary.

 

Continuando con este listado de records mundiales  y olímpicos, hay que señalar el triunfo del americano Henry Carr, rebajando la plusmarca  mundial de los 200 metros lisos con una marca de 20,3 seg., de la misma forma que lo hizo, el medio fondistas  neozelandés Peter Snell, doble ganador de los 800 y 1500 metros lisos, en una misma  olimpiada, hecho que nadie había logrado conseguir, desde los Juegos de Amberes de 1920.

 

Por  primera vez en unos Juegos se usó la pértiga de fibra  de vidrio, en sustitución de las rígidas de aluminio, que hasta entonces se vinieron usando, correspondiendo  la victoria con este nuevo material, al americano Fred Hansen con un salto de 5.10 m., superando  en 40 centímetros el récord mundial, después de cerca de nueve horas de competición.

 

Joe Frazier, ganando el oro en Tokio
Joe Frazier, ganando el oro en Tokio

Los  Estados Unidos que siempre habían sido los reyes del  boxeo, en esta ocasión tuvieron una gris actuación, salvando su honor gracias a un joven, llamado Joe  Frazier ganador del peso pesado, que pocos años más tarde, repetiría la gesta del más grande todos,  el idolatrado Cassius Clay, también medalla de oro en Roma, y campeón  mundial absoluto después.

 

Igualmente en baloncesto, deporte  de dominio casi exclusivo de los americanos, no pudo brillar en estos Juegos de la forma aplastante, de  cómo lo venían haciendo en todos los anteriores a pesar de su triunfo en la final ante Yugoslavia. Sus  jugadores de color, adscritos al “ Black power”  renunciaron a defender los colores  de su país, con lo que desapareció la magia y la espectacularidad que siempre aportaban a este deporte.

 

Otros descollantes vencedores fueron el  nadador americano Don Schollander, con 4 medallas de oro y 3 plusmarqcas mundiales,  así como la australiana  Dawn Fraser ganadora en la distancia de los 100 metros libres, por tercera vez consecutiva en unos mismos Juegos Olímpicos.

 

Igualmente  el remero ruso Vyacheslav Ivanof, ganó el mismo número de metales  dorados, en “skull simple”en otros tantos eventos olímpicos, sin olvidar al jugador  más grande de la historia en water polo, el húngaro Dezso Gyarmati que atesoró en su poder,  la quinta medalla consecutiva alcanzada en unos Juegos.

 

 Wyomia Tyus, ganando los 100 metros, delante de Ediht McGuire

Wyomia Tyus, ganando los 100 metros, delante de Ediht McGuire

Referente  a la actuación femenina, las grandes vencedoras fueron las americanas Wyomia Tyus igualando  el récord mundial en una de las eliminatorias, con 11,2 seg., mientras su compatriota Edith  McGuire, batió en los 200 metros lisos el récord de la mítica Wilma Rudoph con  23,0, siendo la británica Ann Parker quien cerraría el listado de plusmarcas con su  sorprendente  victoria de  800 metros, con 2:01,1 cuando ella era, la principal favorita para los 400 metros lisos,  en la cual no pudo ganar.

 

Un único e importante fallo  que se puede asignar a estos brillantes Juegos, calificados por algunos rotativos de prensa, como los Juegos  de la Perfección, estuvo en el hecho de no poder obligar a pasar el control de feminidad,  a muchas atletas de los países orientales de Europa, se negaron a realizarlo.

 

A  pesar de esta negativa, al finalizar los Juegos, se pudo comprobar  que la atleta polaca Ewa Klobukowska, integrante del equipo de relevos 4x100 era realmente  un hombre, por la cual cosa el equipo polaco que batió la plusmarca mundial, esta no pudo hacerse oficial.  Mientras Ewa Klobukowska, era descalificada de por vida, a Polonia se le otorgó  el título olímpico y la medalla de oro.

 

Para  finalizar este compendió de anécdotas, no podemos dejar de señalar,  que en uno de los nuevos deportes presentados por la organización japonesa, el  voleibol,  Japón  consiguió gracias a su equipo femenino, la medalla de oro al derrotar en la final al equipo de  la  URS, por el tanteo de 3 a 2.

 

COMO SIEMPRE EL MARATÓN DEJÓ SU HUELLA

 

Abebe Bikila, ganando en Tokio el emblemático maratón
Abebe Bikila, ganando en Tokio el emblemático maratón

Se espera con gran expectación, la nueva actuación del inesperado ganador  en los anteriores Juegos de Roma, el etiope Abebe Bikila, que esta vez debidamente  calzado, ganó con una gran ventaja, siendo el primer atleta en la historia olímpica, en conseguirlo  por dos veces consecutivas. Su marca de 2h.12, 11 suponía un nuevo récord mundial.

 

Esta  gesta de Abebe Bikila, adquiere una enorme dimensión, si se  tiene en cuenta que seis semanas antes, sufrió un ataque de apendicitis, por lo que tuvo que ser operado de  urgencia. No obstante este grave contratiempo, el atleta etiope entró cómodamente vencedor, con más de cuatro  minutos de ventaja sobre su inmediato seguidor.

 

La delegación  japonesa que cosechó una gran cantidad de medallas, en casi todas las disciplinas, tan solo le faltaba  una procedente del atletismo, que no llegaba por ningún lado. Su penúltima oportunidad la tuvo en la final   de los 10.000 metros, en la cual, Kokichi Tsuburaya, que era a priori uno de los favoritos,  tuvo que ceder ante el  impulso del americano William Mills, descendiente de una tribu india,  que con un precario bagaje atlético, venció ante la sorpresa de todos, con una marca  de 28:24,4.

 

William Mills, medalla de oro en los 10000 metros
William Mills, medalla de oro en los 10000 metros

Para  redimirse de esta decepción, todavía existía una última oportunidad,  para Tsuburaya, que no era otra, que la prueba reina por excelencia de los Juegos,  el marathón. En esta última prueba y queriendo imitar al gran atleta francés Alain Mimoun,  que en Melbourne de 1956, se encontró en la misma situación, no dudó en  jugarse el todo o el nada, para ganar su única medalla de oro olímpica.

 

Por  lo cual en un último y desesperado intento, el atleta japonés tampoco dudó en tomar la  salida, para intentar repetir aquel éxito del francés, a pesar que la presencia del gran Abebe Bikila ganador en los Juegos de Roma i del inglés Basil Heatley, plusmarquista  mundial en aquel momento, hacían muy difícil, conseguir este objetivo.

 

Pero cómo duele suceder en todas las pruebas de los 42.195 metros, el drama  siempre esta a punto de aparecer y esto sucedió, cuando Kokichi Tsuburaya, entró en el estadio  en segunda posición, entre una enorme explosión de júbilo de todo el público puesto en pie, pero seguido  de muy de cerca por el británico Basil Heatley, que en la última curva le adelantó entre el desencanto de los aficionados y el derrumbe físico y moral del japonés, para el cual ganar el bronce, supuso  más que una alegría, una enorme decepción, con el añadido de verser rebasado precisamente, por una atleta  perteneciente a uno de los países aliados.

 

Kokichi Tsuburaya, no acababa de  entender que en deporte, las derrotas y las victorias empiezan y acaban dentro del propio estadio, como así  mismo la tristeza y la alegría que estas generan. Siempre existe el día después y otra oportunidad, para poder  redimirse de una mala actuación deportiva. Pero él no lo entendió así, y aquí empezó su calvario personal  con un final, que conmocionó al mundo.

 

El pódium del marathón, con Bikila, Heatley y el japonés Kokichi Tsuburaya
El pódium del marathón, con Bikila, Heatley y el japonés Kokichi Tsuburaya

A pesar de esta  incidencia negativa, Tsuburaya se convirtió a partir de aquel momento, en un ídolo para la  afición japonesa, de no dejaba de vitorear su nombre y el del  Japón, al conseguir alcanzar  un podium olímpico después de 28 años de intentos frustrados. Pero  él lo entendió como un fracaso, al no  poder acceder a la medalla de oro, para justificar  la confianza que en él depositaron todos los aficionados.  Las palabras que pronunció a su llegada, quedaron gravadas para siempre en su cerebro, repitiendo continuamente,“He  fracasado y desilusionado a todo mi pueblo Aquí empezó su gran drama personal, que  acabaría con su vida de forma trágica.

 

LO QUE NUNCA HUBIERA TENIDO QUE SUCEDER

Ante su gran actuación, la Junta de Fuerzas Armadas de Defensa, a  las cuales pertenecía, estaba convencida que él, era el hombre ideal para demostrar al mundo la pujanza  del atletismo japonés. La cita no era otra que los Juegos de Méjico de 1968.

 

Con  esta finalidad, siempre recibiendo órdenes de sus superiores,  fue concentrado en un centro de tecnificación, con un espartano plan de trabajo, con el objetivo de conseguir  esta medalla para el país del Sol Naciente, que según ellos, era el escaparate ideal, para  hacer patente la rehabilitación del Japón en el entorno mundial.

 

Esta  primera decisión, de recluirlo durante un periodo de cuatro años, comportaba  la separación de su familia y de su prometida, con la cual tenía previsto casarse lo más pronto posible. Se le preparó un exhaustivo plan de entrenamiento, no se sabe por parte de quien, que al cabo de dos años, lo dejó completamente roto. Sufrió serias lesiones en las piernas, como así mismo una grave lumbalgia que le  obligó estar tres meses internado en un centro hospitalitario para su recuperación.

 

    EL FINAL DE UN ATLETA QUE NO PODIA CORRER MÁS

Kokichi Tsuburaya
Kokichi Tsuburaya 

No había duda, que el exceso de responsabilidad, con su carga física y mental,  le provocaron estas serias lesiones durante el año 1967, que fue cuando se dio cuenta de que ya no podía  correr más deprisa. En los entrenamientos, que vinieron a continuación, pronto notó que  sus piernas no respondían  como lo habían hecho anteriormente, por lo cual renunció a esta cita olímpica, abandonando toda su  preparación.

 

Pocos  días después, reunido todo el equipo seleccionado para los próximos Juegos de Méjico, notaron a faltar a Kokichi, siempre puntual a la cita, cosa que extrañaron, por  lo que decidieron ir a buscarlo a su casa, donde se encontraron ante una desgarradora escena, con Kokichi  desangrado y muerto sobre la cama, al haberse seccionado con una navaja de afeitar la carótida  externa.

 

En sus manos, mantenía la medalla ganada en los Juegos de Tokio, junto con una patética nota que decía “No puedo correr más” Nunca el deseo de ganar una medalla había generado un drama como este. Esta muy claro que la presión ejercida  por parte de sus mandos superiores, como el de un pueblo que le idolatraba y ansiaba su victoria, pudo  más que él, consciente de que no podría corresponderles.

 

UNA  PRESENCIA ESPAÑOLA MUY TESTIMONIAL

La delegación española estuvo compuesta por 53 deportistas, entre ellos tres  mujeres, que participaron sin pena ni gloría., regresando sin medallas, pero con un triste final. El boxeador  aragonés Valentin Loren, fue descalificado de por vida, al agredir al arbitro de nacionalidad  húngara, por disconformidad con la decisión final de proclamar como vencedor a su contrincante, el  chino Hen-Huang.

 

En estos Juegos se premiaba  con un diploma, .a los seis primeros clasificados, normativa que se aplicó hasta los Juegos de  Los Ángeles de 1984, donde se amplió hasta los ocho actuales que hoy prevalecen.

 

Luis Felipe Areta, diploma en Tokio
Luis Felipe Areta, diploma en Tokio

En  este baremo de diplomas, la  mejor actuación correspondió, al equipo español  de hokey sobre hierba, que estuvo muy cerca de revalidar su bronce de Roma, pero la  fortuna no le acompañó, al perder esta posibilidad contra Australia, donde en una equilibrada  prórroga, sucumbió por el tanteo de 3 a 2 goles.

 

Otros  dignos y merecidos diplomas, los consiguieron, el ciclista José M. López Rodríguez, en competición en ruta y el boxeador canario Domingo Barrera Corpas, clasificados en quinto lugar,  cerrando  la tabla el atleta Luis Felipe Areta, sexto en longitud con un salto de 7.34,  de acuerdo con los pronósticos previos.

 

Los otros seleccionados  en atletismo fueron, Fernando Aguilar, en 5000 y 10000 metros, Francisco Aritmendi,  en 5000 metros, Luis María Garriga, en altura, Rogelio Rivas,  en 100 metros lisos e Isidro Sola, en pértiga, los cuales fueron eliminados en las clasificaciones  previas, excepto el mencionado Luis Felipe Areta.

 

ANVERSO Y REVERSO DE LA MEDALLA OLIMPICA

campeones olímpicos
100 metros lisos Robert Hayes 10,0 USA
200 metros lisos Henry Carr 20,3 EUA
400 metros lisos Michael Larrabee 45,1 EUA
800 metros lisos Peter Snell 1:45,1 NZL
1500 metros lisos Peter Snell 3:38,1 NZL
5000 metros lisos Robert Schul 13:48,8 USA
10000 metros lisos Wiliam Mills 28:24,4 USA
Marathón Abebe Bikila 2h.12:11,2 ETH
3000 obstáculos Gastón Roelants 8:30,8 BEL
20 klm. marcha Kenneth Matthens 1h.29:34,0 GBR
50 klm. marcha Abdon Pamich 4h.11:29,4 ITA
Relevos 4 x 100 Equipo de EUA 39,0 EUA
Relevos 4 x 400 Equipo de EUA 3:00,7 EUA
110 metros vallas Hayes Jones 13,6 EUA
400 metros vallas Rex Cawley 49,6 EUA
Salto de altura Valeri Brumel 2.18 URS
Salto de pértiga Fred Hansen 5.10 EUA
Salto de longitud Lynn Davies 8.07 GBR
Triple salto Jozaef Schmidt 16.85 POL
Lanzamiento de peso Dallas Long 16.85 EUA
Lanzamiento de disco Al Oerter 61.00 EUA
Lanzamiento martillo Romuald Klim 69.74 URS
Lanzamiento jabalina Pauli Nevala 82.66 FIN
Decathlón Willi Holdorf 7887 p. GER

Campeonas olimpicas
100 metros lisos Wyomia Tys 11,4 EUA
200 metros lisos Edith McGuire 23,0 EUA
400 metros lisos Betty Cuthbert 52,0 AUS
800 metros lisos Ann Packer 2:01,1 GBR
80 metros vallas Karin Balzer 10,5 GER
Relevos 4 x 100 Equipo de Polonia 43,6 POL
Salto de altura Iolanda Balas 1.90 ROM
Salto de longitud Mary Rand 6.52 GBR
Lanzamiento de peso Tamara Press 18.14 URS
Lanzamiento de disco Tamara Press 57.27 URS
Lanzamiento Jabalina Micaela Penes 60.54 ROM
Heptathlón Irina Press 5246 p. URS

Fuentes de infoirmación:

Búsqueda por Internet

Archivos del Real Federación Española de Atletismo   RFEA

Listados de la IAAF World Records

Libros del Asociación Española de Estadísticos de Atletismo  AEEA

TYraducciones por Anna Martí.

Documentación própia

 

Marzo de 2012