LOS “I JUEGOS OLÍMPICOS DE LA ERA MODERNA” EN ATENAS 1896
La primera olimpiada de la Era Moderna tuvo su lógica al aceptar el Gobierno Griego la organización de estos Juegos, recordando que fue Atenas la cuna del olimpismo, lo cual proporcionó una inmensa satisfacción al “Barón Pierre de Coubertín” artífice de esta recuperación, después de 14 siglos de la desaparición de los “Juegos de la Antigüedad” en el año 392.
La participación del pueblo griego tuvo una gran resonancia , al dictar el Gobierno Griego su apoyo a una ley que permitía la emisión de medallas y sellos de correos. Así mismo se abría una suscripción popular para recaudar fondos, con la finalidad de poder cubrir el presupuesto inicial de 150.000 dragmas, equivalente a unos 440 dólars, no admitiéndose donativos de extranjeros.
La recaudación rebasó todos los cálculos previstos llegándose a la cantidad de 1.500.000 dragmas equivalente a 4.400 dólars, con lo que se garantizaba el éxito de organización, que contó con el respaldo del Príncipe Constantino, al asumir la presidencia del Comité organizador de los Juegos, y la del Rey Jorge I de Grecia, como juez y jefe supremo de todas las decisiones polémicas que pudieran ocasionar este acontecimiento histórico.
El estadio elegido cuyo nombre era Liburgo fue construido casi cuatro siglos A.C. siendo el escenario donde se desarrollaron los “Juegos de la Antigüedad”, que gracias a la aportación personal del magnate griego Georgios Averoff residente en Alejandría, con una aportación personal de un millón de francos-oro, hizo posible la recuperación del viejo estadio, que fue cubierto con placas mármol del Monte Pintelí, traídas expresamente según sus deseos.
Esto permitió también, cambiar su antiguo nombre por actual de Panathenaikos. Como tributo a su generosidad, se colocó una estatua que fue colocada en la puerta de acceso al estadio, que actualmente se puede contemplar en el mismo lugar.
Así mismo se ponía su nombre a un acorazado de la marina griega, en el cual aportó una considerable cantidad de dinero para su adquisición, junto con el gobierno griego.
El recinto de competiciones atléticas, sigue conservando las antiguas estructuras básicas de antaño, con una recta de 190 metros y curvas muy cerradas que dificultan en gran manera a los atletas en distancias superiores a los 200 metros.
MISCELANIAS DE LOS JUEGOS
En el Congreso celebrado en la Universidad de la Sorbona de el día 23 de junio de 1894, salio elegido como primer presidente del Comité Olimico Internacional, el poderoso comerciante griego Demetrius Vikelas, que dos años más tarde en 1896, sería sustituido por el “Barón Pierre de Coubertín”.
Los países participantes fueron 14, con más de 241 masculinos y ninguna mujer, siendo Grecia la más numerosa con un total de 197 deportistas y la menor, Suiza con tres. Las naciones representadas fueron Grecia, EE.UU., Alemania, Francia, Hungría, Gran Bretaña, Australia, Dinamarca, Suecia, Austria, Bulgaria, Chile, Italia y Suiza.
El día de la inauguración la puerta de acceso se abrió a las 12 h. y a las 15 h., ya estaban alojadas más de 80.000 personas, quedando fuera del estadio otras 10.000, que ocuparon todas las colinas colindantes con las instalaciones olímpicas.
Los deportes programados fueron nueve, atletismo, natación, gimnasia, ciclismo, tenis, halterofilia, remo, lucha y tiro Solo se dieron medallas a los dos primeros clasificados. Al vencedor se le entregaba una medalla de plata y una rama de olivo, y al segundo una medalla de bronce y una rama de laurel. No había medalla de oro porque se consideraba que su valor, interfería con las reglas del amateurismo. Fue en los Juegos de Sant Louis de 1904, cuando por primera se concedió a los vencedores la medalla de oro.
A todos los ganadores también se les entregaba un diploma. La entrega de todos los trofeos se efectuaba, durante la ceremonia de clausura, donde todos los equipos desfilaban portando la bandera de sus respectivos países. No hubo participación española, ni tampoco presencia femenina en las pistas.
La música que sonaba en los momentos ceremoniales, fue compuesta por el poeta griego Kostis Palamas, el cual personalmente dirigió la orquesta.. Esta composición no fue el himno oficial olímpico, hasta los “Juegos de Roma” de 1960.
No hubo encendido de la entorcha olímpica, uno de los símbolo de los Juegos. Sería en la Olimpiada de Amsterdam de 1928, cuando se encendió por primera vez el pebetero con el fuego traído desde el " Valle de Olimpia". Lo mismo que sucedió con el juramento olímpico, que tampoco se realizó hasta los Juegos de Amberes de 1920.
El primer campeón olímpico después de 1500 años, fue el americano James B. Connolly, al conseguir en el triple salto una marca de 13.71 el día 6 de abril de 1896. Este atleta estuvo a punto de ser expulsado de la Universidad de Harvard, por no disponer de la autorización de sus superiores para viajar, efectuando su desplazamiento, en un barco de carga y ferrocarril, hasta llegar a la capital griega.
Se tiene que hacer mención, que este atleta además de la medalla de oro en triple salto, alcanzó también la de plata en altura y la bronce en longitud.
Otra atípica incidencia de estos Juegos, sucedió en el evento de la prueba de fondo en natación en mar abierto, con una distancia de 1.200 metros, teniendo que llevar a los participantes en barcazas al lugar de salida, nadando estos en línea recta hasta la costa, que dado el estado de la mar y la frialdad del agua, solo tomaran la salida nueve participantes.
Pero la gesta de estos nadadores, no era el triunfo, sino mantener su flotabilidad sobre el agua, que por la altura de las olas hacían peligrar su integridad física, como manifestó el vencedor de la prueba el húngaro Alfred Hajos, que tuvo que realizar un esfuerzo casi sobrehumano, sin importarle demasiado su clasificación. Lo que le importaba era llegar vivo a la costa que era su única salvación.
Una hazaña muy difícil de repetir fue la protagonizada por el alemán Carl Schumann, que participo en cuatro disciplinas, atletismo, (longitud, triple y peso) gimnasia, (salto de caballo, barra de equilibrio y paralelas), halterofilia y lucha grecorromana, ganando un total de 4 medallas de plata y cuatro de bronce.
Otro curioso dato de estos Juegos, por el afán que tenía Grecia de acumular medallas, lo constituyó la prueba de los “100 metros libres para marineros”en la bahía del Pireo, donde para participar era requisito indispensable ser marinero y griego. Dada la frialdad del agua, de los 12 inscritos solo se presentaron 3 participantes, llegando como vencedor Ion Malokinis con un tiempo de 2:20,2/5.
Pero el momento álgido de estos juegos para el pueblo griego, llegó inesperadamente, después de cinco jornadas sin alcanzar ningún galardón, cuando un humilde pastor, Spyridon Louis, llegó ante la sorpresa de todos, como vencedor de la prueba de marathón, lo que permitió salvar el orgullo griego y convertirse a la vez en un héroe nacional.
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Spyridon Louis con sus trofeos como vencedor del maratón, el día de clausura de los Juegos de Atenas 1896 |
Fue tanta la alegría que provocó esta victoria, que el propio Príncipe Constantino y el Rey Jorge I, saltaron a la pista del estadio para acompañar al nuevo héroe griego, corriendo a su lado, los últimos metros hasta llegar a la meta.
Spyridon Louis, tardo 2h.58:50 en recorrer la distancia desde Marathón hasta Atenas, sacando una ventaja de más de seis minutos, al segundo clasificado también griego. Se dice también que la distancia, por las dificultades en aquellos tiempos, para medir el kilometraje, fue de 38 kilómetros. Como también se constató, que Spyridon Louis estuvo veinticuatro horas rezando, comiéndose el día de la prueba una gallina entera.
Otra curiosa anécdota de las muchas que ocurrieron en estos primeros Juegos, sucedió en la salida de los 100 metros lisos, cuando cada atleta adoptaba una forma diferente de apoyarse en el suelo. Hubo uno que sostenía las manos encima de dos palos, otros que ni tocaban el suelo y el que lo hizo correcto, el americano Thomas Burke, que fue el ganador con 12,0, tuvo que pedirle al juez que le dejara salir de esta forma, dado que se ponía en duda que esta posición fuera legal. Thomas Burke también ganó los 400 metros lisos con un tiempo de 54,2.
UNA SALIDA SORPRENDENTE EN 100 METROS LISOS
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Histórica salida de los 100 metros, en Atenas 1896, con el vencedor Tom Burke, el único que se apoya en el suelo. Su marca 12,0 |
Campeones olímpicos | |||
100 m. |
Tom Burke |
12,0 |
EE.UU. |
400 |
Tom Burke |
54,2 |
EE.UU. |
800 |
Teddy Flack |
2,11 |
Australia |
1500 |
Teddy Flack |
4: 32,2 |
Australia |
110 vallas |
Tom Curtis |
17,6 |
EE.UU. |
Altura |
Ellery Clark |
1.81 |
EE.UU. |
Pértiga |
Welles Hoyt |
3.30 |
EE.UU. |
Longitud |
Ellery Clark |
6.35 |
EE.UU. |
Triple |
James Connoly |
13.71 |
EE.UU. |
Peso |
Robert Garret |
11,22 |
EE.UU. |
Disco |
Robert Garret |
29.15 |
EE.UU. |
Marathón |
Spyridon Louis |
2h.58,0 |
Grecia |
LOS GRANDES TRIUNFADORES DE LOS JUEGOS
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James B. Connolly
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George Garret
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Thomas Burke
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LA MEDALLA PARA LOS GANADORES DE LOS JUEGOS DE ATENAS DE 1896
Fuentes de información:
Búsqueda por Internet
Archivos de la AEEA
Documentación propia
Traducciones por Anna Martí
Diciembre de 2008