LOS II JUEGOS OLIMPICOS DE PARIS DE 1900

 

Después del gran éxito  de la recuperación de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, celebrados  en Atenas en 1896, el presidente del COI, el barón Pierre de Coubertín, se las prometía muy felices, organizando los próximos en París, su ciudad natal, pero el desengaño que tuvo fue mayúsculo, al no involucrarse  el gobierno francés en dar el soporte institucional y económico, que merecían  tener unos Juegos Olímpicos.

 

El gran problema nació a raíz de la  organización de la Exposición Universal en la capital francesa, que  atrajo no solo la atención de todos los ciudadanos franceses, sino incluso la  de los propios gobernantes, que no tenía otros ojos para mirar, que no fuera  para asegurar el éxito de la citada exposición.

 

La  lucha y el empeño de Pierre de Fredy, barón de Coubertín, un  luchador nato donde los haya, no pudo cambiar la opinión del gobierno francés,  el cual exigía encuadrar estos Juegos dentro del formato de la exposición,  presidida por Alfred Picard, el cual por otra parte, también deseaba que  el calendario de competiciones, fuera confeccionado por el comité organizador de la mencionada  exposición, como así mismo los deportes y fechas de competición.

 

Hay  que decir, que su empuje y su lucha, para llevar hacía adelante este  acontecimiento, no obtuvo la respuesta esperada, por lo cual no tuvo más remedio, que aceptar parte, de  estas condiciones, en aras de no perder la continuación de las olimpiadas, por  las que tanto trabajó, en espera de que llegaran tiempos mejores.

 

El  barón Pierre de Coubertín creía que una vez superado este trance, los  próximos Juegos a celebrar, por primera vez fuera de Europa, en la  ciudad de Sant Louis en 1904 (EUA), podría  rehacerse del grave fracaso que se avecinaba, pero sin imaginar la magnitud de  lo que le esperaba al otro lado del Atlántico, con otra gran desorganización y una impresentable  segregación racial, nunca vista en un acontecimiento deportivo.

 

La  inauguración de estos “Juegos Olímpicos de París”, a los cuales, los  entendidos miembros de la exposición, intentaron cambiar su nombre, por el de “Campeonatos  Mundiales del Deporte”, tuvo efecto el día 20 de mayo de  1900, mostrando al mundo a partir de este día, una caótica organización en casi  todos sus aspectos.

 

Los  atletas conforme iban llegando a la capital francesa, se encontraron con todo  tipo de problemas, sin recepción, sin alojamientos, sin calendarios de  competiciones, sin orden de pruebas, sin  recintos para entrenar, apenas información pública, y lo peor de todo,  sin saber exactamente donde y en que localidades estaban ubicados los recintos  deportivos en los que presuntamente, tenían que actuar.

 

Ver  deambular por los bulevares de París a muchas delegaciones perdidas, sin  saber a donde ir ni venir, era todo un lamentable suceso. Este auténtico  desbarajuste, organizativo que sin duda mereció, el calificativo que le otorgó  el presidente del CIO barón Pierre de Coubertín años más tarde, al considerarlos como los “Peores  juegos de la historia olímpica”, frase que hasta hoy, nadie haya intentado  desmentir.

 

MISCELÁNIAS DE LOS JUEGOS  OLÍMPICOS DE PARÍS

 

La  participación de países a pesar de todas estas penurias organizativas, fue el  doble superior de los anteriores Juegos  de Atenas. Las naciones participantes que fueron 21, son estas: Francia, EUA, Gran  Bretaña, Suiza, España, Bélgica, Alemanía, Italía, Australia, Dinamarca, Cuba,  Argentina, Canadá, Austria, Noruega, Holanda, Suecia, *Bohemía, Méjico, Perú,  Hungría, además de un equipo mixto, compuesto por deportistas de diferentes países. (*Bohemía cambiaría de nombre a partir de los Juegos de 1920, por el de Checoslovaquia).

 

En  cuanto a la participación de deportistas, esta fue de 1330, habiendo por  primera vez presencia femenina con 22  participantes. La duración de los Juegos por compromisos de la exposición,  tuvieron una duración de 5 meses desde el 20 de mayo hasta el 28 de octubre de 1900. El país con más galardones fue Francia con 102 y la que menos Holanda,  con seis.

 

En  el desmadre de esta lamentable organización hay que señalar, que para la  realización de esta olimpiada, no se construyó ninguna instalación nueva. Se  tuvo que pedir permiso para hacer uso de las dependencias deportivas del Racing  Club de París y de otros clubes para determinados eventos, mientras que por  otro lado, las pruebas de natación por falta de piscinas, se tuvieron que  realizar en un remanso del río Sena, a su paso por la vecina población  de Asnierés, donde la tranquilidad del agua, permitían realizar  determinadas competiciones.

 

Para  los partidos de water polo, se instalaron como porterías dos barcazas,  donde los jugadores al lanzar el balón  impactando en ellas, era considerado por los árbitros, como un tanto. Otra  prueba atípica la constituyó la de los 60 metros por debajo del agua, es decir  en total apnea.

 

Se  inventaron igualmente, una prueba de natación de 200 metros con obstáculos, que  consistía en nadar en línea recta, pero pasando por debajo de unos barriles que  se intercalaban flotando sobre la superficie del agua, que ganó el australiano Frederick  Lane.

 

Una  anécdota curiosa fue la los remeros  holandeses, Francois Brandt y Roelof Klein, en la prueba de dos con  timonel, cuando vieron horrorizados al certificar su participación, que su  timonel sobrepasaba el peso reglamentario. Su solución fue rápida buscando por  las calles de París, un substituto. Hay que decir que ellos eran los  favoritos.

 

La  solución llegó al encontrar a un niño, que pesaba unos 32 kilos, que nadie  sabía su nombre, ni tampoco su edad, que podría oscilar entre los 9 a 10 años,  pero que se convirtió en el deportista más joven de la historia olímpica, en  ganar una medalla de oro. Una vez ganada la prueba, desapareció y nunca más se  supo nada de él.

 

Por primera vez en esta  olimpiada, un deportista latino americano, el cubano Ramón Fonst, ganó  en esgrima, la primera medalla de oro para su país y otra de plata, en las dos disciplinas en  las que participó.

 

En  estos Juegos una mujer se coronó por primera vez como campeona olímpica. Fue en  tenis donde la británica Charlotte Cooper, ganó la final individual.

 

También  en este acontecimiento de la capital francesa, se produjo la primera aparición  de España, pero no oficial, en unos Juegos .Fue en “tiro de pichón”, donde participó a nivel personal, el deportista Pedro Pidal, ”Marqués de Villaviciosa” que se hizo con la medalla  de plata que no recibió, pero si una pipa de fumar en su lugar.

 

En  otra prueba igualmente no oficial, los puntistas españoles, Amézola y  Villota formando pareja en, “pelota vasca o cesta punta”, ganaron el  partido y una presunta medalla de oro, que les fue reconocida como oficial, el  año 1904 por el propio CIO.

 

Pero  entre las muchas anécdotas e incidencias que se podrían contar en París 1900,  sobresale la referente a las competiciones de atletismo, donde no existía ninguna  pista reglamentaria, que se adaptara a la formativa vigente. Solo una de césped  que había en unas instalaciones lúdicas, de la cual se tuvo que rasar la hierba  que la cubría, lo más bajo posible para hacerla viable.

 

La cuerda de esta pista  que tenía un perímetro de 500 metros, con una recta con un cierto desnivel y  llena de baches, sirvió para realizar las pruebas atléticas. En uno de sus entornos más cercanos se habilitó, así mismo  una zona de lanzamientos, donde la gran dificultad era la frondosidad de los  bosques que la rodeaban, llenos de árboles, y con una limitada zona para el  público, donde fueron a caer peligrosamente, en tres ocasiones, los  lanzamientos del vencedor del disco, el húngaro Rodolf Bauer.

 

Hay que  señalar que los mismos atletas se encargaban de adecentar las pistas y zonas de  lanzamientos por falta del personal técnico especializado, para que sus  disciplinas tuvieran los mínimos exigibles, para que pudieran ser aceptadas  como reglamentarias.

 

En  las pruebas de velocidad, los jueces obligaron a todos los participantes, a  salir agachados con apoyo de sus manos en el suelo, a diferencia de Atenas, donde cada uno salía como quería.

 

La  asistencia de público para presenciar nuestro deporte, fue uno de los hechos  más decepcionantes. Era tan grande la  falta de información por parte de la organización, que muchos ciudadanos,  apenas se enteraron de estos eventos.

 

La  precariedad de noticias de los medios de comunicación, que casi silenciaron los  Juegos, contribuyó para que muchos participantes, no supieran sus  clasificaciones, ni si quiera si habían participado, en unos Juegos Olímpicos hasta muchos años más tarde. Algunos de estos deportistas, que fallecieron,  nunca pudieron saber sus resultados.

 

Como  se puede apreciar el caos fue inmenso, lo que dio pié a la frase ya legendaria  del barón Coubertín, cuando dijo textualmente: ”Ha sido un milagro  que el movimiento olímpico haya sobrevivido a estos Juegos”.

 

En  la ceremonia inaugural, no hubo desfile, como tampoco lo hubo en la de  clausura. Los vencedores no recibieron medallas, que fueron suplidas, con  objetos típicos de la época, como bastones con puño plateado, boquillas para  fumar, pipas, bastones de bambú, ceniceros y otros muchos otros souvenirs”, que algunos de los vencedores rechazaron.

 

Como  en estos Juegos, estaba permitido la participación atletas profesionales, los  premios en metálico fueron para ellos, mientras que para los amateurs, solo los  objetos recordatorios, valorados según la clasificación de cada uno de ellos.

 

Pero insistiendo en el  desinterés   tanto  de los organizadores, como del público en general, es patético que estos  premios, fueran donaciones voluntarias de particulares. Se dice que las pocas  medallas que se repartieron, fueron  entre jueces, personal de la exposición, y para algunos vencedores, años  más tarde, cuando se tuvo veracidad de sus actuaciones.

 

A  pesar de esta desidia, los organizadores siempre confiaron que en el momento de  designar al mejor atleta de los Juegos, este sería un atleta francés, pero dado  que la ignorancia es propia, de los que quieren y no saben, el desencantó final  de los organizadores fue tremendo.La aparición de un atleta norteamericano Alvin  Kraenzlein, al ganar cuatro medallas de oro, en 60 metros 110 metros  vallas, 200 metros vallas y longitud, por lo cual no hubo duda de quien había  sido el mejor atleta, de estos increíbles y lamentables Juegos de París  1900.

 

Pero  es que además, igualmente hubo otro gran  héroe como él, su compatriota, Ray Ewry ganador de tres medallas de oro,  en altura, longitud y triple salto, sin carrera de impulso, que gracias a una increíble recuperación física,  para superar una parálisis infantil, que padeció por culpa de una poliomilitis,  que le obligó a estar postrado durante años en una silla de ruedas.

 

Este atleta que logró su recuperación, gracias a unos  ejercicios específicos, ideados por él mismo, que los ejercitó hasta la edad de  17 años, cuando recuperó sus funciones vitales a la vez que seguía potenciando  sus piernas de tal forma, que le permitió convertirse en un atleta invencible  en las pruebas de saltos, sin carrera de  impulso.

 

LAS DOS GRANDES FIGURAS DE  LOS JUEGOS DE PARÍS 1900

 

Alvin Krenzlein Ray  Ewry
Alvin Krenzlein
Ray  Ewry

 

LA MARATHÓN MÁS COMPLICADA DE TODAS LAS OLÍMPIADAS

 

Como  no podía ser menos en este desbarajuste organizativo, la prueba de marathón que  fue programa con un recorrido entre Versalles y París, pero tuvo que ser  modificada momentos antes de darse la salida, que se efectuó en los Bosques  de Boulonge, donde también estaba situada la llegada, ante el natural  desconcierto de casi todos los participantes, que no daban crédito a esta  inesperada decisión de última hora.

 

En un principio se tenía que pasar por algunos caminos con  mucho barro, que se iban alternando con  otros tramos sobre asfalto, pero con el inesperado cambio de última hora, se creo una lógica confusión,  al no conocer los participantes, el circuito exacto, dado que unos iban por un  sitio y otros por otro, con cual también originó las dudas sobre la  distancia a recorrer.

 

Esta  muy claro que nadie podía certificar que la medida de 42.195 metros fuera la correcta, dado que  según se decía, unos corrieron más distancia y otros menos, por lo que las  marcas, entre los pocos que pudieron llegar fueran tan abismales.

 

El  americano Arthur Newton, que iba en primer   lugar  faltando 10 kilómetros, se equivocó y llegó   en  sexta posición, con un tiempote 4h.04,12. Un  poco antes cuando su compatriota Dick Grant lideraba la prueba, le  atropelló una bicicleta, perdiendo mucho tiempo, pero pudiendo llegar a la meta, aunque sin tiempo oficial, en última  posición.

 

Otro  corredor inglés, siguiendo las indicaciones del poco público que había  presenciando la prueba, se dirigió por otras calles en dirección opuesta a la  correcta, perdiéndose entre los bulevares de la ciudad, como muchos otros  participantes.

 

Mientras  esto sucedía el luxemburgés, Michel Théato de 22 años, que los jueces  convirtieron en francés, trabajador como jardinero en las instalaciones  del Racing Club de París, era un perfecto conocedor de todo el entorno, por donde discurría la prueba,  especialmente de los atajos de tierra, que aprovechó, según se dijo, para  evitar los duros empedrados de las calles parisinas, para llegar como vencedor  de la prueba.

 

Es anecdótico decir que Michel  Théato se enteró que había ganado oficialmente, muchos años más tarde,  después de un largo y difícil debate, entre la delegación de los EUA, y el CIO, por el hecho  de que un corredor del equipo norteamericano, que salió con un ritmo  infernal, sin que nadie lograra sobrepasarle, entró primero a la meta, por  el recorrido marcado, pero con la sorpresa de verse relegado al final, como  sexto clasificado y penúltimo de la prueba.

 

Debido  a que había muy poca gente presenciando la competición, la organización  entendió que podía haber sido posible, hacer más de una trampa, por lo se que  tardó casi 12 años, en reconocer como vencedor oficial, al francés Michel  Théato con un tiempo de 2h.59,45 seguido por su compatriota Emile  Champion, con 3h.04,17 y del sueco Ernest Fast, con 3h.37,14.

 

Se  tiene que decir que fue tan grande el desconcierto que provocó, el cambio de  recorrido, que de los 30 participantes que tomaron la salida, solo 7 de ellos  pudieron llegar a la meta. Los demás abandonaron por el esfuerzo, por la  temperatura cercana a los 39º, o se perdieron por las calles de  la capital de Francia.

 

LA TRIBUNA PRINCIPAL DEL ESTADIO DE LOS JUEGOS  DE PARÍS 1900

 

El impresentable estado de las pistas de competición En la tribuna y graderías, unos escasos 1000 espectadores, fueron testigos de las competiciones atléticas de estos Juegos

El impresentable estado de las pistas de competición En la tribuna y graderías, unos escasos 1000 espectadores, fueron testigos de las competiciones atléticas de estos Juegos

Campeones olímpicos

100 metros

FrancisJarvis

11,0

EUA

200 metros

John Tewsburry

22,2

EUA

400 metros

Max Long

49,4

EUA

800 metros

Alfred Tyose

2:01,02

ENG

1500 metros

Charles Bennet

4:06,2

ENG

Marathón

Michel Théato

2h.59,45

FRA

110 m. vallas

Alvin Kraenzlein

15,4

EUA

400 m. vallas

J.W.B. Tewsburry

57,6

ENG

2500 m, lisos

George Orlón

7:34,4

CAN

Altura

Irving K. Baxter

1.90

EUA

Pértiga

    Irving K. Baxter

3.30

EUA

Longitud

Alvin Kraenzlein

7.18

EUA

Triple salto

Myer Prinstein

14.47

EUA

Peso

Richard Sheldon

14.10

EUA

Disco

    Rudolf Bauer

36.04

HUN

Martillo

Jhon    J. Flanagn

49.73

EUA

60 metros

Alvin Kraenzlein

7,0

EUA

200 m. vallas

Alvin Kraenzlein

25,4

EUA

4000 m. obst.

Jean    Rimmer

12:58,4

FRA

*Altura    s/c/ i

Ray Ewry

1.66

EUA

Longitud    s/c/ i

Ray Ewry

3.21

EUA

Triple s/c/ i

Ray Ewry

10.58

EUA

* Sin carrera de impulso

 

MEDALLAS DE LOS JUEGOS DE PARÍS DE 1900

 

Fuentes de informació:

Libro de récords de la  IAF

Búsqueda por internet

 Documentación propia

Traducciones por Annja Martí.

 

Enero de 2009